La necesidad de órganos de evaluación de riesgo funcionales en general, y en el campo de la bioseguridad en particular, demanda esfuerzo y compromiso continuos de parte de las agencias regulatorias, si se quieren lograr resultados sostenibles en el tiempo. La falta de procesos formales que aseguren la continuidad en la aplicación de criterios científicos modernos, la alta rotación, en algunos casos, o la escasez de profesionales con experiencia, en otros, es un desafío para abordar.
Las iniciativas de capacitación con diferencias enfoques y grados de éxito han sido implementados en muchos países a lo largo de los años, apoyados por diversas organizaciones gubernamentales y no gubernamentales. Este documento resume algunas experiencias en capacitaciones llevadas a cabo en países en desarrollo y concluye que para alcanzar sistemas sustentables es condición sine qua non que los evaluadores de riesgo se apropien y las autoridades regulatorias se comprometan totalmente a desarrollar y conservar organismos altamente calificados. Para este fin, es esencial implementar mecanismos de educación continua internos apoyados por organizaciones y expertos externos, y cooperación interinstitucional. Se debe señalar que estas recomendaciones solo podrían llevarse a cabo si los tomadores de decisiones entienden y aprecian el valor de los organizamos regulatorios profesionales e independientes.
Instituto para la Cooperación Científica en Ambiente y Salud
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